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Joan Ribó: "El espacio público no puede estar monopolizado por el vehículo privado"

13/11/2017

Cuando faltan pocos días para el comienzo del Encuentro Local de Pueblos y Ciudades por la Sostenibilidad, el Conama Local Valencia 2017 que celebramos en el espacio Las Naves Centro de Innovación de València, hablamos con Joan Ribó, alcalde de la ciudad, que nos explica las principales políticas que se están llevando a cabo en ella para mejorar la sosteniblidad de la capital y de su entorno. 

 

El alcalde de València, Joan Ribó, en su despacho.


El Conama Local Valencia 2017 reunirá a cientos de ponentes y expertos del sector del medio ambiente que compartirán durante tres días un completo programa centrado en la sosteniblidad a escala local y urbana. El encuentro, organizado por Conama y el Ayuntamiento de Valencia abordará cuestiones de actualidad como la adaptación al cambio climático, la regeneración urbana y la gestión de la movilidad, la transición energética y la renaturalización de las ciudades. La Nueva Agenda Urbana de la ONU, los Objetivos del Desarrollo del Milenio, la lucha contra el cambio climático y la economía circular son el marco general en el que se desenvuelven las nuevas políticas urbanas sobre medio ambiente.

PREGUNTA.- ¿Qué supone la celebración del Conama Local 2017 en València? ¿Qué espera de este encuentro?

RESPUESTA.- Para València supone un reto por la responsabilidad que entraña. Queremos, además, aprender de todo aquello que está haciendo en otros municipios, y ofrecer nuestras experiencias al resto de participantes. Pero sobre todo, queremos que el desarrollo de este congreso en València sirva para continuar concienciando a nuestra ciudadanía de la importancia de llevar a cabo políticas medioambientales que protejan nuestro entorno y prevengan el cambio climático. La tozudez de algunos políticos negacionistas no nos debe hacer perder el norte respecto de la importancia de luchar por la habitabilidad del planeta.


P.- ¿Cuáles son los principales retos ambientales de València? 

R.- Los principales retos son, sin duda, ayudar a combatir el enemigo común de toda la humanidad que es el cambio climático. Una realidad cada vez más presente y cada vez menos hipotética. Una de las áreas en que más diría que destaca València es en la potenciación del consumo de productos de proximidad (que evitan los efectos del transporte de cientos o a veces miles de kilómetros), y el giro que hemos dado para impedir la contaminación lumínica. Hay que tener en cuenta que València era una de las ciudades del mundo más contaminantes lumínicamente. Ahora, con la retirada de los excesos y el cambio por luces de bajo consumo y tecnología Led, le estamos dando la vuelta a esta problemática, convirtiéndose justo en lo contrario, en un referente de las políticas de eficiencia energética.

P.- ¿Cómo va a influir la Nueva Agenda Urbana de la ONU emanada de la Conferencia Hábitat III de Quito en las políticas públicas a partir de ahora? 

R.- Ya estamos aplicando los criterios marcados en la Nueva Agenda Urbana, aunque los cambios no pueden producirse de un día para otro. Es importante desligarse por completo del concepto urbano del siglo XIX en el que las urbes se constituyeron como lugar de hacinamiento de familias trabajadoras. La transformación de nuestras ciudades debe obedecer a un principio de calidad de vida y contacto real con el entorno medioambiental. En València apostamos por la correcta urbanización en todos los barrios, y no solo en el centro para que se convierta en escaparate turístico: la ampliación de aceras y zonas de socialización, la rehabilitación de parques, la conquista de pequeños espacios verdes, la implementación de herramientas de codecisión con la ciudadanía como en los presupuestos participativos que iniciamos hace un par de años, el plan de eliminación de barreras arquitectónicas, la mirada de la ciudad desde un punto de vista inclusivo con toda la diversidad que entraña, y por supuesto, también en clave de igualdad de género… la Conferencia Hábitat III no ha pasado desapercibida en València, y la Nueva Agenda Urbana ha venido para quedarse.
 
P.- Las ciudades tienen un papel importante en la lucha contra el cambio climático. ¿Qué se está haciendo en València en ese sentido? ¿Qué planes hay? 

He apuntado antes dos: el ahorro energético en luz evitando así la contaminación lumínica, y el fomento del consumo de productos de proximidad, evitando los transportes contaminantes. Además, apostamos por un consumo alimentario ecológico, saludable y responsable, cuyos residuos no generen gases de efecto invernadero. Intentamos cercenar la emisión de gases contaminantes de los coches mejorando el transporte público y apostando por el transporte no contaminante, como es el caminar (con rutas seguras), o la red de carriles-bici. Además, en esta misma línea, estamos incorporando las primeras unidades de autobuses eléctricos para combatir, desde el ejemplo de la administración local, los efectos más perversos del tráfico rodado.

P.- ¿En qué medida puede una ciudad ayudar a la transición energética? ¿Qué se está haciendo en València o se va a hacer desde el entorno municipal para promover una modelo energético descarbonizado? 

R.- Lo apuntaba en aquello que os acabo de explicar: mejorando la movilidad sostenible, impulsando el consumo responsable que implique una huella medioambiental baja o nula, implicándonos en evitar la contaminación lumínica… Un acuerdo marco para la contratación de energía, que ya hemos presentado, incluye una obligación contractual esencial para que todas las ofertas incluyan un certificado de la Comisión Nacional de Mercados que demuestre que la procedencia del 100 % de la energía suministrada es verde o renovable. La Empresa Municipal de Transportes (EMT) de València ya ha sacado a concurso el servicio de suministro de energía eléctrica en baja y media tensión para sus instalaciones en los próximos dos años. Además, EMT València ha sido la primera empresa pública de transportes del Estado que consigue la certificación ISO 50001, que reconoce el trabajo realizado por las empresas en materia de eficiencia energética.
 
P.- ¿Cuál es su diagnóstico sobre el mix de movilidad en la ciudad? ¿Cuál es el uso del transporte público entre los ciudadanos y qué objetivos se marca el Ayuntamiento? 
 

R.- Nos marcamos un objetivo claro: que València sea una ciudad amable, donde sea cómodo llegar a los sitios caminando o en transporte no contaminante o público; una ciudad donde se pueda respirar, y donde la siniestralidad por atropellos sea nula. Esa es nuestra meta. ¿Cómo estamos yendo hacia esa realidad? Propiciando políticas de movilidad que apuestan, en primer lugar, por el peatón; en segundo lugar por el transporte público y el uso de transportes no contaminantes, como las bicis, ya sean públicas o de cada cual; y en tercer lugar por el vehículo privado a motor. Cabe recordar que según el barómetro municipal del pasado mes de abril, los vecinos y vecinas de la ciudad de València que utilizan el autobús para acudir a actividades principales son más del doble de quienes lo hacen mediante el coche particular. Además, casi la mitad de la población considera que debemos priorizar el transporte en autobús municipal. Esto supone un porcentaje cinco veces mayor al de las personas que prefieren priorizar el vehículo privado. La voluntad de la ciudadanía, por tanto, va en la misma dirección de sostenibilidad, en plena sintonía con el Ayuntamiento.
 

P.- ¿Cuáles son las principales líneas de actuación en cuanto a reconfiguración del espacio público y recuperación de espacios para el peatón en la ciudad?

R.- València es una ciudad de plazas y a la gente nos gusta reunirnos en ellas. Lo hemos evidenciado hasta ahora los últimos domingos de cada mes, en que se ha abierto la plaza del Ayuntamiento solamente para las personas, y esta se ha llenado de vecinos y vecinas. Actualmente, el espacio público dedicado al coche representa un 70% del total, y en una ciudad debemos caber todos y todas, respetando nuestro espacio; por lo tanto, apoyamos los procesos de recuperación del espacio público para la gente: las peatonalizaciones. Son buenas para el comercio de proximidad porque dinamizan la ciudad, son buenas para las personas que lo disfrutan, y son buenas para una concepción moderna de la ciudad. Trabajamos para que las aceras amplias ganen espacio, como ya lo están haciendo, a las calzadas que funcionan como autopistas urbanas. Sustituimos rotondas en plazas que ahora acogen parques infantiles y zonas verdes. El espacio público no puede estar monopolizado por el vehículo privado, sino que ha de democratizarse su uso con un diseño más amable, seguro.
 
P.- ¿Ha llegado la bicicleta al nivel de uso requerido en la ciudad o cree que aún hay que potenciarlo más? 

R.- La bicicleta está empezando a ser una opción. Veníamos de políticas en que lo único importante era ceder espacio al coche privado, sin alternativas. Ahora las ponemos encima de la mesa, y entre ellas está el uso de la bici. Creamos carriles específicos –siempre en la calzada y nunca en la acera- para dotar de seguridad a los ciclistas, conectamos los barrios para hacer la movilidad cada vez más eficaz, y regulamos la convivencia de los ciclistas con los peatones en aquellos lugares comunes, como los pasos de cebra. Alguien en Bruselas decía hace unos días que València se está convirtiendo en el Ámsterdam del Mediterráneo… bienvenido sea dicho referente.
 
P.- La renaturalización de las ciudades y el fomento de la biodiversidad en las mismas es una dinámica cada vez más compartida por grandes ciudades. ¿Cuáles son los puntos fuertes de València en este sentido y cuáles son los planes de mejora en este sentido?

R.- Empezamos con algo sencillo y al mismo tiempo importante: implantar la jardinería mediterránea en las nuevas zonas verdes, y en aquellas donde hace falta replantar. ¿Qué sentido tenía plantar fabulosos árboles tropicales en una ciudad que sufre la sequía? Ninguno. Ahora, además de ampliar los alcorques para evitar la muerte prematura (y peligrosa caída) de los árboles, plantamos especies autóctonas, y creamos una leve capa de biodiversidad a su alrededor, dejando espacio para las plantas que de manera natural crecen. En la jardinería de la ciudad no usamos químicos agresivos al medio natural. Además, hemos potenciado la renaturalización de espacios públicos como media docena de fuentes ornamentales que hemos convertido en estanques. También hemos reintroducido especies animales autóctonas, como tortugas, camarones, ranas y caracoles, en algunas zonas verdes de la ciudad. Incluso hemos iniciado tratamientos de control de plagas en el Puente de las Flores mediante la introducción de insectos, una metodología radicalmente opuesta al uso de productos químicos agresivos.

 
P.- ¿Qué relación tiene València con el mar? ¿Cuáles son los principales retos en la gestión del litoral y las aguas marinas para la ciudad? 

R.- València, y específicamente sus barrios del litoral, a los que se conoce como Poblats Marítims, han sido históricamente barrios marineros, y aunque hoy en día las actividades portuarias y los procesos turísticos han tomado el protagonismo de las actividades económicas, la ciudad conserva playas de enorme calidad ambiental, sobre todo las más cercanas al parque natural de l’Albufera. Nuestra preocupación es conservar este parque y sus playas, para lo cual hemos emprendido un plan de conservación que incluye la difusión de relevancia. Los vecinos y vecinas de la ciudad deben conocer bien su territorio, y lo que representa, para poder amarlo. Además, también nos preocupamos para evitar que la afección turística sobre las playas más visitadas derive en una sobreexplotación; evitar los residuos urbanos, y vigilar los que proceden del Puerto es una tarea fijada cada día.
 

P.- ¿Cuál es el modelo para la relación de València con su territorio circundante tan rico en valores ambientales y agrarios? ¿Cómo equilibrar los metabolismos y la relación de la capital con su biorregión?

R.- En primer lugar, protegiendo la huerta perimetral de la ciudad. València ya ha crecido lo suficiente “de puertas afuera”; de hecho, cuenta con espacio en su interior y con miles de inmuebles vacíos que hacen innecesaria la construcción en zonas de huerta que deben ser protegidas. La conservación del parque natural de l’Albufera también es imprescindible: desde el más pequeño de sus peces, el samaruc, hasta sus espacios dunares, nos hace a los valencianos únicos en el mundo, y nos revela nuestra propia cultura e idiosincrasia como pueblo. Proteger nuestro entorno es cuidarnos a nosotros mismos.